Mirar con valentÙŠa el futuro
Tengo un problema psicológico al reconocer que vivimos en el siglo XXI, porque sigo sintiendo que vivo en el XX. Es posible que esto sea debido a la extraordinaria aureola de este último siglo y a las brillantes expectativas que rondaron las imaginaciones de los grandes pensadores, científicos y artistas del siglo XIX.
Las expectativas, provocadas por los adelantos científicos, fueron vistas con temor por los filósofos y artistas, como se ha demostrado gracias a las obras literarias transformadas en obras clásicas, como ‘Frankenstein', ‘El Doctor Jekyll y el señor Hyde', seguidas por ‘Un mundo nuevo' y ‘1 984'. Todas han descrito un mundo llamativo y diferente, pero un mundo de aprensión y temor. Comprendieron la fuerza de la ciencia, sus posibilidades ilimitadas, y sintieron que la humanidad no sólo iluminaba su camino gracias a ella, sino que también estaba amenazada por ella.
De cualquier manera, todo lo que han descrito esas obras literarias forma parte de la imaginación científica, que se puede supeditar a lo que se conoce como ‘duda sistemática'. Pero hoy día ya no es así, porque muchas conjeturas se han hecho realidad, sobre todo después de la explosión de las dos revoluciones gemelas: la tecnología de la información y la biología de precisión.
También ha habido un diluvio de novelas de ciencia ficción, como las obras de Julio Verne, pionero de las novelas de viajes marítimos y espaciales, o las obras de Herbert George Wells, seguidos por numerosas obras de viajes submarinos y de exploración del espacio. Y hoy día vivimos la época del espacio, la ‘última frontera', como se la llama en la serie ‘Star Treck'. La ciencia ha logrado realizar muchas conquistas que se consideraban simple ilusión, especialmente en el ámbito del espacio. Nos encontramos disfrutando de los frutos de la ciencia, con algo de miedo. ¿Cómo hemos llegado a utilizar las realizaciones científicas de manera rutinaria? ¿Tenemos quizás más confianza en la ciencia? ¿O ha cambiado la humanidad?
La última pregunta tiene cierta importancia, porque uno de los motivos de la preocupación relativa a la ciencia es que ésta ignora los aspectos éticos y su desarrollo es más rápido que el desarrollo espiritual e intelectual de la humanidad. Los dos aspectos siguen vigentes, pero parece que la confianza en la ciencia les ha ganado la partida.
Este número de la revista Turismo Islámico incluye un excelente artículo del señor Shakiry, que trata de las nuevas perspectivas de los viajes al espacio y del turismo de lujo. Pero es posible que más pronto que tarde los precios de los viajes al espacio se reduzcan, lo que permitiría que mucha gente viaje al espacio. También hay planes para construir un complejo en el espacio que permitiría a un grupo de seres vivir en él. La preocupación que me embarga es la de los ángeles cuando Dios creó al hombre: ¿vivirá en su nueva patria una vida de paz y prosperidad, o seguirá dominado por la voluntad de destrucción? Es una pregunta abierta. Nosotros, mientras tanto, recibimos con agrado los comentarios de nuestros lectores, que rogamos los envíen al portal electrónico post@islamictourism.com ; también pueden consultar el portal www.islamictourism.com.
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